jueves, 20 de julio de 2017

Reflexión al final de Alicia en el País de la Maravillas


La pregunta con la que abro es, ¿en qué versión de Alicia pensaste? Con tu permiso me limitaré a reducir las opciones en: La Alicia animada (1951) y la versión en imagen real[1] (2010); ambas de la mano de Disney. En el caso de que hayas pensado en otra versión te felicito pero si pensaste en el libro de Lewis Carol (1865), mereces más que aplausos.
Recién terminé la novela[2] y tengo que admitir que nunca deje de pensar en la versión animada, es verdad que ésta fue la Alicia con la que muchos crecimos y, a su vez, fue nuestro primer acercamiento con el País de la Maravillas.

¿Recuerdas cómo termina la historia de Alicia? Yo no recuerdo como termina la película, ¿qué pasa después de que despierta? Más aun, ¿serias capaz de resumirla o de explicarla? Si bien todo empieza con Alicia durmiéndose, al final nosotros, al igual que la niña, experimentamos el sueño.
Lo onírico contiene a lo maravilloso pues con su lógica retrata una realidad perfecta donde se acepta lo absurdo con asombro. Cuando soñamos no cuestionamos los hechos y el orden de los mismos, tras pasamos umbrales que nos cambian de lugar y de momento, pasamos de estar solos a estar acompañado de personas y seres que no respetan las normas de nuestra cotidianidad. Podría decirse que la imaginación gobierna a lo que percibimos (durante el sueño) como realidad.

¿Qué soñábamos de niños? ¿Encuentros fortuitos con personas que se han ido, pesadillas de la vida diaria por son saber qué nos deparaba el porvenir, alguna fantasía frustrada o deseo sin cumplir? ¿Qué soñamos ahora que han pasado las décadas? ¿Conejos blancos, personajes locos o mundos maravillosos?

Alicia despierta aun sentada a la orilla del río, su hermana le remarca lo mucho que ha dormido, y ella le contesta contándole todo lo que ha soñado. La hermana de Alicia vio como ésta se alejaba y empezó a soñar despierta todo lo que la pequeña niña le había contado.
“Finalmente, trató de imaginarse cómo sería su hermanita convertida en una mujer adulta. Y cómo guardaría a lo largo de su vida el alma cándida de cuando era niña. Trató de imaginársela rodeada ya de hijos, contándoles, quizás, aquél viaje suyo al País de las Maravillas… Sabiendo que Alicia reviviría entonces, en la alegría y la tristeza de sus hijos, aquellos dulces días de su niñez, los felices días del verano” (Carroll, 2016, pág.219).
Si recordamos las maravillas del pasado, en una época más simple de nuestras vidas, no debería ser difícil volver a soñar como antes. Al final el encanto de Alicia resulta ser lo que significa el viaje para nosotros. Sin importar el tiempo que pase, habrá que recordar al País de las Maravillas a sabiendas que tras despertar nunca podremos volver. ¿O sí?

Bibliografía:
Carroll, L. (2016). Alicia en el País de las Maravillas. Cátedra, Madrid.



Se como Alicia, mengua y crece como persona.

[1] Es fácil evitar el uso de términos en inglés si sólo decidimos buscarlos (Live action).
[2] Sí es una novela y no un cuento, ¿por qué? Porque es más extensa que un cuento largo.