Dentro de las muchas cosas que nunca entenderé de la vida; el mundo y mi persona, siempre resaltarán:
¿Por qué me duele ser excluido si rechazo estar en grupo?
¿Qué hago para que la gente jamás sepa como realmente soy?
¿Por qué ya no venden Cherry Coke?
¿Qué me apasiona más los videojuegos o la literatura?
¿Qué hago para que la gente diga que soy inteligente?
¿Por qué olvido que no debo tomar café? Ya que siempre me da insomnio y hago una entrada nueva en éste blog.
Y la más importante de todas. ¿Qué es lo que me mantiene vivo cada día?
En realidad la pregunta correcta sería, ¿qué me motiva a seguir con vida? De antemano, y para aclarar, no estoy hablando de razones que evitan mi suicidio, porque Dios, ¡como exageran! Sino trato de llegar al punto de las metas, objetivos y deseos, los cuales incitan a tomar cada nuevo amanecer como un nuevo día para la realización, un escalón más hacía el éxito, ¡como la nueva página en la historia de nuestras vidas!
O algo así, la verdad yo nunca lo he visto de ese modo.
¿Habra algún sentido en nuestra existencia?
¿Cuál es nuestro propósito?
¿Es individual o colectivo?
¿Llegaré a tener el Nintendo Switch?
¿Es la felicidad lo único que debe buscarse, ignorado por completo la variedad de emociones relegadas a indeseables estadios en nuestra travesía hacia el objetivo verdadero? Estoy casi seguro que no.
En lo que corresponde al momento específico en el que vivimos (posmodernidad o como quieras llamarle), la búsqueda de una plenitud invididualista nos lleva, de cierto modo, a resaltar emociones "negativas" que indican satisfacción con estas situaciones que anteriormente eran mal vistas. Por ejemplo estados en redes sociales en los cuales hablan de la soledad como algo mejor a una compañía indeseable o poco "satisfactoria" con respecto a los estándares de cada uno, este tipo sentimientos distintos a la felicidad apelan del mismo modo a un momento que se debe alcanzar, plenitud, satisfacción, estar completo, ser feliz.
Además de ser imposible, como enfermizo, no busco siempre estar feliz. ¿Cuestan tanto trabajo pensar en que alguien sólo ve los días pasar con tanta apatía, sin motivación?
No, todos los que se les considera muertos por dentro lo hacen, es decir personas sin esperanza, sin fe, sin el deseo de un mejor mañana. Es ahí donde radica la diferencia, la gente en estado de ambruna, guerra, enfermedad y demás, han perdido las ganas de vivir, a falta de poder visualizar un futuro mejor son más dóciles que una hoja al viento, dejan que las horas y los días pasen con tal pasividad que se les confunde con seres que han dejado este mundo.
¿Qué se debe desear entonces sino la búsqueda de la felicidad? Yo diría que las posibilidades.
Hemos confundido siempre estar felices con buscar algo mejor. Como seres humanos está en nuestra naturaleza el reconocimiento, el éxito, la obtención de mejores bienes y demás. La sensación de felicidad es un indicador de recompensa por haber logrado lo cometido, de igual manera que la tristeza cuando algo importante para nosotros a sufrido un cambio que nos afecta de mala manera, como el miedo una alerta ante peligroso o amenazas, el enojo una inconformidad, etc.
De esta manera ver cada día como una continuación hacía un cambio es lo que me funciona. Más que considerar a los amaneceres como una oportunidad para la mejora, los veo mejor como el proseguir de la vida, hay una infinidad de deseos que surgen con el pasar del tiempo en cada persona, y a pesar que no todos pueden realizarse, buscar que se cumpla uno de ellos resulta más gratificante que enajenarse en el absurdo de siempre estar completo.
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